Desde 1993, con Mare Terra Fundació Mediterrània trabajamos para promover un cambio en la interacción de las personas con el medio ambiente. Nuestra visión, desde el nacimiento de este proyecto y hasta día de hoy, sigue siendo la creación de conciencia ecológica en todas las esferas sociales.
En el contexto de emergencia climática actual y de daño permanente al medio ambiente, tenemos que seguir trabajando en esta línea. Nuestra apuesta para conseguirlo es la educación ambiental. Somos fieles convencidos del poder transformador de la educación, dirigida a toda la sociedad y poniendo especial énfasis en los y las más jóvenes.
Humildemente, hacemos lo que podemos con lo que tenemos, y seguiremos así. Pero pisando de pies en tierra, no es suficiente. Nuestro granito de arena es valioso, como lo son todas las aportaciones y trabajos de más entidades ecosociales.
Necesitamos que todos los sectores apuesten por este cambio que debe ser global. Debemos reaccionar al nuevo y preocupante informe publicado por el IPCC con medidas serias e inmediatas.
Según el informe de los científicos de la ONU que se publicaba este lunes, la zona Mediterrània es una de las más vulnerables frente al calor extremo, sequías, incendios forestales y comportando una gran pérdida de biodiversidad. Hoesung Lee, director del IPCC, declaraba: “Tomar medidas a medias ya no es una opción”.
Secundo completamente lo que decía Hoesung Lee y se lo traslado a las administraciones y empresas de nuestro territorio. Se ha acabado el tiempo de palabras o de proyectos anecdóticos, es hora de apostar por la vida con todos los recursos necesarios.
Para cumplir con este reto ecológico debemos fijarnos en el río Francolí. La buena salud de los ríos es esencial para mantener en vida a numerosas especies de plantas y animales, ayudando a conservar el patrimonio natural de todos, pero también es la que permite que los ecosistemas funcionen adecuadamente.
En Mare Terra no tenemos un gran presupuesto digno del Francolí, pero si voluntad y compromiso. Nos negamos rotundamente a tirar la toalla y estamos poniendo todos nuestros esfuerzos en ello.
El resultado más visible de este trabajo es la Escola de Natura, que también es Centro de Interpretación del río Francolí. Este sábado inauguraremos allí “La Caseta del Riu”, un espacio que pretende dar valor al Francolí y ayudar a que la ciudad de Tarragona lo vuelva a mirar de cara.
Ahora el paso deben darlo el resto. Y con ello me refiero a la Generalitat de Catalunya, la Diputación de Tarragona, el Ajuntament de Tarragona, el Port, y también la AEQT, ya que sus empresas también necesitan el río. A día de hoy, solo están demostrando una gran carencia de valentía.
De hecho, hace unos ocho años, iniciamos una ronda de conversaciones con las cinco administraciones para crear: “La taula del Francolí”. Se realizó una reunión donde asistieron la mitad, y ahí se quedó.
Debemos retomar este compromiso y la cooperación de la población. Pero no puede quedar de nuevo en palabras, debemos llegar a acuerdos que terminen en acciones. Para empezar, las cinco administraciones citadas deberían añadir una partida para el Francolí en sus presupuestos, si no los proyectos como la Anilla Verde jamás serán una realidad.
Y recordad: ¡Que nadie os robe vuestra sonrisa!