Quién lo iba a decir, pero Catalunya también se desertiza y los datos que tenemos sobre la mesa son más que preocupantes. Algunos ya hace tiempo que advertimos sobre ello, sobre todo desde la Oficina de información mediterránea de Medio Ambiente, Cultura y Desarrollo Sostenible (MIO-ECSDE), una federación de ONG países mediterráneos de la que Mare Terra forma parte desde hace más de una década.
Quien escribe estas líneas es el representante del Estado español en el comité ejecutivo de MIO y puedo dar fe de que el calentamiento global, la erosión y la desertización preocupa especialmente a los países del Mediterráneo, unos de los más vulnerables a este fenómeno que la acción del hombre ha acelerado y continúa acelerando sin freno.
Hasta ahora, sabíamos que en España, la zona más amenazada por la desertificación era Andalucía, por su proximidad con África, pero los datos del Inventario Nacional de la Erosión evidencian que Cataluña lidera el ránking de pérdida de suelo por culpa de la erosión, con una pérdida de 23,67 millones de toneladas de suelo al año de media, un poco por delante de Andalucía, que registra 23,17. Y todos sabemos que una consecuencia directa de la erosión es la desertización.
Las cifras de Tarragona son bastante aterradoras también: perwwws una media de 23 millones de toneladas de suelo al año. Los datos que usa el inventario son bastante precisos y tienen en cuenta la superficie no erosionable (lo artificial y la acuática) y el nivel de erosión.
Con estos parámetros, un 95% de la superficie de Tarragona (598.894,05 hectáreas) es erosionable y de éstas, un 42,05% presenta un estado muy grave (264.971,14 hectáreas).
Si cruzamos datos con otros registros, encontramos que el Plan contra la desertificación califica de “tolerable” una pérdida de suelo de 12 toneladas por hectárea y año. Dicho de otro modo, en Tarragona prácticamente doblamos la cifra considerada como umbral aceptable.
Barcelona tiene un problema grave, con 34 millones de toneladas de media por año por un 88,44% de superficie erosionable. A la distancia, le sigue Tarragona y después, Girona (21,70 millones de toneladas) y Lleida (18,64).
Si vamos a las causas de origen humano, debemos destacar sobre todo la sobreexplotación de los recursos y la compactación (asfalto y cemento de la urbanización y las infraestructuras). Factores contra los que se puede y se debe actuar.
El diagnóstico está más que hecho y ya en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la ONU hay un compromiso firme en “proteger y restablecer el uso sostenible de ecosistemas terrestres, gestionar los bosques, luchar contra la desertificación; detener e invertir la degradación de las tierras”.
Sin embargo, en la Unión Europea no hay ninguna acción global ni cuerpo normativo para luchar contra la desertificación, más allá de puntos genéricos dentro de otros programas.
Así lo evidencia la auditoria del Tribunal de Cuentas europeo titulada “La lucha contra la desertificación en la UE: una amenaza creciente contra la que se debe actuar con más fuerza”. De este informe destaco el error de considerar que la degradación de las tierras es un fenómeno local para que las partículas del suelo se mueven. La erosión, las tormentas de polvo; la contaminación química tienen un impacto que supera las fronteras.https://c0.pubmine.com/sf/0.0.3/html/safeframe.htmlREPORT THIS AD
Así lo vamos alertando desde el MIO desde hace mucho tiempo atrás y continuaremos advirtiéndolo desde Mare Terra Fundació Mediterrània antes de que sea demasiado tarde.
Ángel Juárez Almendros es presidente de Mare Terra Fundació Mediterrània, de la Coordinadora d’Entitats de Tarragona y de la Red de Escritores por la Tierra